Podemos pensar en los Factores de salud como los elementos que nos hacen acercarnos a un mayor bienestar. Las ideas que pueden venir a nuestra cabeza son «comer bien, hacer ejercicio, no fumar…», y si bien todo esto es cierto, se puede profundizar un poco más en su conocimiento y promoción.
Una corriente que sí ha sabido darles la importancia necesaria es el higienismo médico. Aunque no hay una «lista oficial» de cuáles son los Factores de Salud y cómo cuidarlos, sí hay un consenso entre los más reconocidos higienistas sobre cuáles figuran más arriba en la lista.
– Aire limpio y agua pura. Esto que parece tan evidente no siempre está garantizado, de hecho la mayoría vivimos en entornos urbanos con altos niveles de contaminación. En cuanto al agua de consumo, al recibir tratamientos con elementos como el cloro, disminuye su vitalidad e ingerimos parte de ese cloro que, como bactericida e irritante que es, afectará a la nuestro tubo digestivo y a la microbiota.
– Nutrientes adecuados, a los cuales nuestra fisiología está adaptada. Existe mucha controversia sobre qué alimentos “deberíamos” comer o dicho de otra forma, para qué alimentos está más adaptado nuestro sistema digestivo. Además de los aspectos puramente fisiológicos se entremezlan aspectos éticos y de elección personal. Para muchos autores, los humanos al ser primates somos básicamente frugívoros. Por tanto no estamríamos adaptados al consumo de granos (arroz, trigo, etc), ya que su cultivo apareció de una forma relativamente reciente en nuestra historia. Otro aspecto que genera mucha controversia es la carne y que quizás necesita un post entero. Al hablar de alimentación es obligatorio hablar de su complementario, es decir, el ayuno, y aquí el ayuno intermitente tiene gran importancia.
– Sueño y descanso. Hace referencia al sueño nocturno, pero también se puede extender a otros momentos del día. Es muy interesante dar al cuerpo la posibilidad de hacer una pequeña puesta a punto con una pequeña siestas o unos minutos de meditación. También hay que tener en cuenta que no es lo mismo dormir 8 horas desde las 22:00 a las 6:00 de la mañana o desde las 2:00 a las 10:00 de la mañana. A diferencia de un hámster o un búho, somos seres diurnos y por tanto, en la medida de lo posible, deberíamos acercarnos al ritmo solar.
– Ejercicio físico y actividad deportiva. En una sociedad cada vez más sedentaria donde buscamos la comodidad como expresión del bienestar, se impone la necesidad de hacer algún tipo de actividad física a diario. La buena noticia es que toda actividad física suma a nuestro favor, ya sea un estilo de vida activo (hacer mis desplazamientos caminando, o evitar ascensores), realizar actividades físicas saludables (salir a pasear, hacer trabajos de jardinería ) o el deporte ya sea de competición o no (desde ir al gimnasio a hacer Pilates hasta los entrenamientos de alta intensidad).
– Exposición a la luz solar. Influye de manera positiva en aspectos tan variados como la absorción del calcio en el intestino o el estado de ánimo. En los últimos años se da mucha importancia a la vitamina D ya que tiene un gran papel regulador en el organismo. Aunque en teoría en nuestro entorno tenemos suficiente sol como para garantizar sus niveles adecuados, en la práctica pocas personas los consiguen. En realidad nos exponemos poco a la luz solar directa y cuando lo hacemos evitamos las horas centrales del día o lo hacemos con protectores de factores elevados, lo que dificulta la formación de vitamina D.
– Contacto con la Naturaleza. En función de dónde vivamos éste puede ser un objetivo difícil de alcanzar, por ejemplo si estamos lejos de un entorno natural o con mala combinación de transporte. Sin embargo hay formas de tener pequeñas dosis de Naturaleza, desde un parque en el centro de la ciudad hasta incorporar plantas y su cuidado en casa. Antiguamente era habitual compartir la vivienda familiar con el ganado y este era un factor que modulaba la microbiota de manera positiva.
– Gestión emocional. Si entendemos a la persona como una unidad cuerpo-mente, no podemos desligar su estado emocional de su estado de Salud general. El estrés es la gran plaga de este tiempo y repercute de manera negativa en todo nuestro organismo. Otro problema añadido es la tendencia social a aceptar sólo ciertas emociones (alegría) y rechazar otras (tristeza, miedo).
– Relaciones humanas de calidad. Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Las relaciones que establecemos con nuestros semejantes será un factor más que nos ayude a acercarnos a nuestra Salud o a alejarnos de ella.
– Inspiración, motivación y compromiso con actividades que nos hacen sentir bien. Cuando las personas tenemos cubiertas una serie de necesidades básicas (alimentación, cobijo, seguridad, etc), como por suerte ocurre en general en nuestro entorno, estamos en disposición de dedicarnos a tareas más elevadas como el arte o actividades recreativas.
Por último hay que tener en cuenta es que cada individuo tiene unas necesidades. Hay una frase atribuida al filósofo escocés del S. XVIII Thomas Reid que dice: “una cadena es tan fuerte como lo es el más débil de sus eslabones”. Hay personas que se empeñan en mejorar su alimentación, haciéndola extrema e inadaptativa mientras que descuidan totalmente otros factores como el ejercicio o el contacto con la Naturaleza. Por tanto las recomendaciones han de ser individualizadas, prestando más atención a aquellos factores de Salud que tengamos más descuidados.
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